miércoles, 6 de julio de 2011

Los ancianos pueden ser tan rápidos como los jóvenes en algunas tareas mentales


Tanto los niños como los ancianos tardan más tiempo cuando tienen que tomar ciertas decisiones rápidas en algunos escenarios. Pero una investigación reciente sugiere que gran parte de esa lentitud al tomar las decisiones de esa clase se debe en los ancianos a un criterio consciente en el que la precisión prima sobre la velocidad.

De hecho las personas que son ancianas, pero que por lo demás gozan de una salud aceptable, pueden entrenarse para reaccionar más deprisa en algunas tareas de toma de decisiones sin que eso perjudique de manera significativa su grado de precisión. Esto significa que las habilidades cognitivas de los ancianos en esta área no son tan diferentes de las de los adultos jóvenes.

"Muchas personas piensan que simplemente es natural que los cerebros de las personas de la tercera edad se vuelvan más lentos a causa del envejecimiento, pero nosotros estamos comprobando que eso no siempre es verdad", explica Roger Ratcliff, profesor de psicología en la Universidad Estatal de Ohio y coautor del estudio. "Al menos en algunas situaciones, las personas en torno a los 70 años de edad puede tener tiempos de respuesta similares a los de las personas de unos 25 años de edad".
Ratcliff y sus colegas han estado estudiando en su laboratorio los procesos cognitivos en el envejecimiento durante aproximadamente una década.
Las personas de la tercera edad tienden a querer evitar hasta el más mínimo error, y eso las hace ir más despacio que las jóvenes. El equipo de Ratcliff y Gail McKoon (Universidad Estatal de Ohio) comprobó que es difícil que abandonen esta tendencia al perfeccionismo, pero considera que pueden lograrlo con la práctica.
Uno de los resultados más interesantes del estudio es que los ancianos no tienen necesariamente un cerebro más lento para el procesamiento de ciertas clases de información que los adultos jóvenes.
Los tiempos más lentos de reacción de las personas de la tercera edad no se deben, o al menos no exclusivamente, a un declive de sus habilidades cognitivas. En un estudio anterior, los investigadores animaron a unos ancianos a ir más rápido en estas mismas pruebas. Cuando lo hicieron, el tiempo que tardaron en completar con éxito las tareas se redujo considerablemente, acortándose de forma notable la ventaja inicial que los participantes veinteañeros en el estudio tenían sobre los ancianos.
Para ciertas tareas simples, la velocidad de toma de decisiones y su grado de precisión pueden permanecer intactos al envejecer, hasta incluso los 85 ó 90 años de edad.




Eso no significa que el envejecimiento no haga mella en la velocidad del proceso de toma de decisiones y en el grado de acierto de las mismas. Incluso, sin síntomas evidentes de declive mental, hay facultades que pierden potencia. Un ejemplo de esto último es un estudio anterior de Ratcliff y McKoon, en el que constataron que la exactitud para la memoria asociativa disminuye conforme avanza la edad de las personas. Por ejemplo, es más probable que sea un adulto joven en vez de un anciano quien logre recordar si ha estudiado juntas un par de palabras.
Pese a todo, Ratcliff subraya que, en general, esta línea de investigación sugiere que debiera haber un mayor optimismo sobre las habilidades cognitivas de las personas de edad avanzada.
El punto de vista anterior en la comunidad científica era que todos los procesos cognitivos pierden eficiencia en la misma proporción cuando la persona envejece. Pero expertos como Ratcliff están comprobando, experimento tras experimento, que no hay uniformidad en tal declive. Hay algunas cosas que las personas mayores hacen casi tan bien como las personas jóvenes.

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